“Siempre me había llamado la atención volar, poder estar a pocos metros del suelo y ver desde el aire uno de mis lugares favoritos.
El 15 de abril de 2021 me desperté con ganas de hacer algo inolvidable y decidí tener mi primera experiencia en helicóptero. Me ofrecieron muchas posibilidades, desde hacer un pequeño tour por Madrid o la sierra, ir a visitar un lugar que me guste o incluso dar un paseo sobrevolando Segovia o Toledo. Lo tuve claro, quería visitar el precioso Valle de Lozoya y el pueblo de El Atazar, uno de mis lugares favoritos y donde he crecido junto a mi familia.
Después de dos largos días, 17 de abril de 2021, llegó la hora de disfrutar de mi vuelo en helicóptero. Salí de casa, estaba nervioso, incluso se me hizo un nudo en el estómago, pero tenía unas ganas tremendas de volar. Cuando llegué a Cuatro Vientos, me encontré con Andrea, piloto al mando de mi tour. Hicimos un pequeño briefing donde me explicó todos los procedimientos de seguridad, por donde íbamos a ir volando en la ruta hasta el Valle de Lozoya, el funcionamiento del helicóptero, sus controles e instrumentos; y muchas cosas más. En este momento se me empezaron a quitar los nervios, comencé a meterme en el papel y a disfrutar desde dentro la experiencia de mi vuelo.
Cogimos papeles, entramos al aeropuerto, pasamos un control , llegamos al hangar y ahí estaba, el impresionante y moderno Cabri G2. Nunca había visto un helicóptero desde tan cerca y fue bastante impactante, no me lo esperaba así. Siguiendo instrucciones del piloto al mando, me metí dentro y me abroché el cinturón. Aquí empieza lo bueno…. empecé a observar todo, a ver como funciona, sentir como arranca y escuchar como empiezan a girar las palas.
Arrancamos, comunicamos, entramos a pista y… a despegar. Todo empezaba a verse más pequeño , todo estaba a mis pies , menudas vistas. Pero la mejor parte fue cuando llegamos a ese lugar, a mi pueblo, a ese valle. No tengo palabras para describirlo, y estoy seguro que lo volveré, volveré a repetir esta experiencia en helicóptero.
Mientras volvíamos pasamos por pueblos, pantanos, montañas, valles…. todo con unas vistas inmejorables y que solo desde el helicóptero podría tener. Todo esto contando que mi vuelo lo hice desde la propia cabina, lo que hace aún mejor esta panorámica. Ver las casas por el tejado, los coches en miniatura , las personas como muñecos, todo parece que los puedas mover con los dedos
Llegamos de nuevo a Cuatro Vientos, volvimos al hangar y aquí paramos motor y abajo. No quería bajar de ese helicóptero, me habría pasado el día en el aire volando dentro de esa cabina rodeado de instrumentos, me sentía piloto. Incluso se me pasó por la cabeza cambiar mi futuro y dedicarme a ello.
Estoy seguro que repetiré esta increíble experiencia, volveré a volar en helicóptero y volveré a lugares especiales para mí, porque nunca antes había tenido el placer de tener el mundo en mis pies».
Juanjo Fernández
